Maullado por el
Gato triste y azul

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Por ello, y para ayudarte a elegir el más conveniente, iremos viendo los distintos modelos que podemos poner a disposición de nuestros pequeños felinos, bien sea fabricándolo nosotros mismos o, claro está, comprándolos.

Ya empezamos esta serie de posts con un rascador muy común, forrado con fibra o cuerda de sisal y en  forma de poste vertical,  tambien vimos luego otro también muy utilizado, el de cartón corrugado, normalmente horizonal, pero colgable en la pared. Ahora le toca el turno a uno similar: el rascador de cartón corrugado, pero con forma anillo y juguetitos,  en posición horizontal. 

Antes de valorar este tipo de rascadores, recordemos que cada gato tiene su personalidad, preferencias y necesidades. Un ejemplo: nuestra mascota necesitará un rascador más largo o alto que éste, y más estable si es de complexión fuerte, o si pertenece a determinadas razas robustas, tipo bosque de noruega. 

Tener varios rascadores siempre es una buena idea, especialmente si tenemos una familia felina numerosa o si el gato es activo y nos demuestra que va utilizando los que le vamos poniendo. Por lo tanto, aunque no sea el ideal, éste rascador podría complementar muy bien otro de suelo a techo o con un árbol rascador de varias alturas, pongamos por caso. Es decir, otro que permita al gato hacer ejercicio y rascarse estirando todos sus músculos, sin tanta limitación.


Ventajas: a los gatos les gusta horrores clavar sus uñas en este material, ir deshaciéndolo y, como el resto de rascadores de cartón corrugado, éste también permite espolvorear hierba gatera o pulverizar catnip sobre los agujeros para atraer a nuestra mascota e incitarle a su uso.

Otra ventaja es el precio, suele ser de bajo costo, aunque en este caso  primero hay que hacer un mayor desembolso, que ronda los 20 euros, para la estructura y luego ir cambiando la parte central. Por lo tanto, nos interesarán más los modelos que luego ofrezcan recambios.

Incluso podemos lanzarnos nosotros a hacer uno con restos de embalajes y alguna tapa grande de plástico, aunque sea sin pelotita girando, pues quizás esto es lo más difícil de lograr. Eso sí, sería mucho más fácil añadirle una bola sobre un muellecito. Un plus: si está fabricado con un cartón reciclado y utilizamos cosas que tengamos por casa para el soporte y el juego, tendremos un gadget ecológico.

Por supuesto, otra de las ventajas es su vertiente lúdica: la o las pelotitas no sólo sirven para divertirlo, sino como manera de impulsarle a usar el rascador.

Inconvenientes: se desgasta rápidamente, por lo que no dura tanto como otros rascadores, y por lo tanto el bajo precio realmente no lo es tanto. Sin embargo, en este caso hay marcas que ofrecen recambios. Además, la estabilidad tampoco es su fuerte, ya que teniendo base, sus dimensiones no lo hacen idóneo para soportar movimientos típicos de rascado. Podría ser resultar ideal para cachorros de gato.


Pero tampoco hay que descartarlo por no ser estable, los gatos de todas las edades suelen adorarlo y puede ser una buena opción bajo determinadas condiciones, y todavía mejor que mejor si conseguimos fijarlo en el suelo con alguna pequeña artimaña casera.

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Importante: Los contenidos de Gatos en casa en ningún caso promocionan marcas comerciales, sus posts son libres e independientes. La recomendación de productos la orienta, única y exclusivamente, el bienestar e interés tuyos y de tu maravilloso gato.

Fuente: www.gatosencasa.com
Fotografía: Fristle